Cuando mis amigos, conocidos, compañeros, visitantes varios, etc., se  enteraron de este blog, las reacciones fueron diversas. Pero en la mayoría de las casos, lo primero que tuve que hacer fue defenderme. Si, defenderme de comentarios como: “ah, vos también entraste en esa!!!”, “claro, estás a la moda”, “y si, sin un blog no sos nadie”, “que lindo, un fotoblog!!!”, “uh, sos un flogger!!!”, “nooo, ahora sos un emo!!!”, “¿un qué? pero dejate de joder…” Y entonces traté de explicarles que no soy nada de eso que piensan, que no se preocupen, que no fue mi idea, que el blog es un espacio surgido de la diplomatura, que escribo por mi rol docente, que los artículos tienen que ver con la educación, y sigue la lista de recursos para mi defensa. Creo que no solo me defendía ante mis amigos, también trataba de justificarme ante mi misma, haciendo propios los comentarios de los demás. El punto es que a medida que iba  publicando los post, a medida que iba perdiendo la vergüenza de mostrar lo que escribía, la timidez de la exposición, ya no me defendía de los comentarios, porque no importaban. Este espacio se fue convirtiendo en uno de los lugares más importantes de mi producción intelectual porque comencé a escribir cotidianamente, práctica que había abandonado lentamente desde mis días universitarios.  La escritura, potenciada por el ejercicio de la comunicación, se convirtieron en un hábito muy saludable, no solo para mi trabajo y reflexión intelectual, sino también para mi subjetividad. Pero como los comentarios continuaban, ante la pregunta ¿sos un blogger?, no sabía bien que contestar. Si, escribo en un blog, pero no me siento blogger en el sentido que se le da, por ejemplo, desde los medios de comunicación. No sabía qué contestar hasta ahora que leo la intervención de Hernán Casciari en el Evento Blog 2008, titulada nada más y nada menos que Una charla sobre la muerte de los blogs. Como si estuviera escuchando al Maestro Yoda, leía la experiencia de Hernán con la etiqueta blogger. Lo transcribo tal cual:

“La sensación que da la palabra bloguero, y también blogger, es la de una persona que no ha encontrado todavía qué tiene para decir en Internet. Es una palabra hueca, vacía de oficio. Una palabra desapasionada y triste.”

“Hace ya bastante tiempo creí descubrir que la primera gran división entre los usuarios que utilizan la herramienta blog es la siguiente: por un lado, había personas que utilizaban la herramienta llamada blog por una razón puntual (la necesidad es anterior a la emergencia); y por el otro lado, había personas que poseían un blog pero todavía no sabían para qué lo necesitaban (la emergencia, anterior a la necesidad).”

“En el primer grupo (el minoritario) siempre fue un error conceptual llamar a estos usuarios "bloggers". Se llaman, cada uno, del modo que se llamaban antes de utilizar un blog: poetas, informáticos, estudiantes, periodistas, estudiantes de periodismo, fotógrafos, retocadores de fotografías, columnistas, monologuistas, narradores, arquitectos, novelistas, humoristas gráficos, etcétera.”

“Nunca, en todo ese tiempo, a nadie se le ocurrió bautizarme cuadernero, ni pizarronero, ni carpetero, ni olivetero, ni wordperfectero, ni impresor de chorretero. El siglo veinte era maravilloso: no importaba dónde escribieras, ni en qué soporte; siempre serías un escritor.”

“Un blog es una herramienta de trabajo, nada más. Y no es revolucionaria ni es fenomenal. Es útil para el que tenga algo que decir. Para lo demás, habrá siempre nuevas modas.”

Claro como el agua clara (que en realidad no es incolora, es azul, pero es otro tema). El blog como herramienta para nosotros, productores de contenidos. Les recomiendo que lean  la charla completa de Hernán, además, es muy divertida. Y para terminar, un video donde Peter Capussotto se ríe de las etiquetas, en este caso, la etiqueta emo. Saludos.

0 Comments:

Post a Comment