En varias entradas me he ocupado del concepto de brecha digital, relacionándolo no solo al acceso a los recursos, sino también a la adquisición de las habilidades o competencias propias de las TICs. En esta oportunidad quiero compartir con ustedes las imágenes que publica el sitio QUO.ES. Al verlas, siento una mezcla de sentimientos: asombro por el ingenio aplicado al uso de la tecnología; esperanza por los resultados que la incorporación de las TICs generan; espanto porque esta incorporación sigue sin modificar, y en la mayoría de los casos profundiza, las situaciones de desigualdad estructurales de nuestras sociedades. Gráficamente pienso a la sociedad dividida en dos puntos extremos cada vez más lejanos; por un lado las personas de primera y por el otro las personas de segunda, y en el medio una inmensa gama de tipos de personas, definidas fundamentalmente por sus posibilidades económicas. Los dejo con algunas de las imágenes…
Una escuela a 2.500 m de altitud. Las 260.000 portátiles que el Gobierno peruano repartió por las poblaciones andinas, permite que los niños de aldeas como la de Arahuay pueden atender sus clases on line
Para esta familia camboyana, la expresión “computadora portátil” significa transportar su terminal de un lugar a otro. Concretamente, estos campesinos se dirigen caminando a la ciudad de Prah Dah, para buscar un lugar en el que puedan conectarse a internet
Un maestro de Ghana habla por el celular, herramienta que en África se usa para realizar micropagos y otras actividades de la economía doméstica.
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